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Resumen: En las pantallas de ordenador los textos se leen m�s lento y con m�s dificultad que los impresos. Adem�s, el internauta es impaciente y tiene a su alcance millones de otras p�ginas a un solo clic de distancia. Los buenos usos provenientes de la creaci�n de textos impresos tambi�n son �tiles en la web, especialmente la claridad, sencillez y concreci�n. La adecuada gesti�n del hipertexto y los aspectos formales del texto representan la otra parte de la calidad de un texto web.
Escribir para la red no es como es como escribir para un soporte impreso. Para entender la diferencia hay que tener en cuenta varias consideraciones:
Al respecto de esto �ltimo cabe plantearse cu�l es el tono adecuado para cada texto. A veces, un pretendido texto con gui�os humor�sticos puede convertirse para otras personas en alg�n tipo de alusi�n ofensiva, debido a que ciertos giros ling��sticos coloquiales pueden tener diversos significados en distintos lugares donde se hable el espa�ol.
Ya en su libro de 2001, Nielsen afirmaba que era bueno dotar a los textos de cierto sentido del humor, pero sin pasarse, y tambi�n que no era bueno que sonaran excesivamente a lenguaje publicitario.
Lo cierto es que cada d�a se nos cuelan por los rincones expresiones que maltratan el espa�ol, lo desvirt�an, y propician que tengamos problemas de comunicaci�n entre aquellos que utilizamos esta lengua. Lo peor es que, en la mayor�a de los casos, quienes perpetran tales actos de agresi�n al lenguaje son quienes m�s deber�an hacer por defenderlo: pol�ticos y periodistas.
Los periodistas por una combinaci�n de un poco de prisa, otro de descuido y otro de incompetencia. Al final se hacen malas traducciones de teletipos en otros idiomas y el error se repite cont�nuamente y se perpetua ("implementar" por "implement" y una legi�n de falsos amigos que terminan por extenderse).
Los pol�ticos por su af�n de usar palabras grandilocuentes, por engordar lo cotidiano, y por camuflar la verdad ante sus votantes: "flexibilidad laboral" por "bajada de salarios", "mal comportamiento de los precios" por "subida de los precios", "guerra preventiva" por "ataque" o "invasi�n", "aviones que hacen varias salidas" por "aviones que hacen varios bombardeos", etc.
Al final, todos terminamos cediendo e incorporando a nuestro hablar cotidiano expresiones incorrectas que, de forma artificial, no auspicaida por la propia sociedad con el discurrir de los lustros, se agarran como una sanguijuela a nuestra lengua.
Para adentrarse en este tema son recomendables algunos de los libros de Alex Grijelmo, actual presidente de la Agencia EFE:
Tambi�n resulta interesante consultar alguno de los libros de estilo de los principales peri�dicos espa�oles, especialmente el de El Pa�s, cuya edici�n tambi�n fue responsabilidad de Grijelmo y, por supuesto, las dos partes de El dardo en la palabra, del difunto maestro L�zaro Carreter. Verdaderos agijonazos, llenos de sentido del humor, contra los que maltratan a diario la lengua.
De entrada, ser�a una buena pr�ctica empezar por algunas cuestiones b�sicas, en las que solemos caer de vez en cuando:
Para Kilian (1998) tres son los principios fundamentales para escribir texto web:
De forma m�s concreta es importante estar pendiente de:
T�tulos y subt�tulos. Si el sitio web ha de contener piezas informativas, que ser� lo m�s normal, estar� bien emplear subt�tulos que complementen al t�tulo de cada pieza. Por un lado, aportan m�s informaci�n con muy pocas palabras y, por otro, si segmentamos el bloque de texto en otros menores, y a cada subt�tulo le hacemos corresponder un enlace con una parte de la pieza, ayudan a estructurar esa unidad informativa en varios segmentos menores.
Res�menes y tablas de contenido. Los contenidos se deben estructurar mediante res�menes y tablas de contenidos
Captar el inter�s. Emplear sorpresas y ganchos ayuda a mantener el inter�s del lector. Es bueno que los hiperv�nculos sean informativos, explicativos, atractivos y que ofrezcan una buena idea de lo que va a encontrar el lector al seguir el enlace.
Tambi�n est� bien aportar explicaciones a enlaces o partes que pudieran resultar confusas a determinados usuarios (explicaciones junto al enlace hacia una secci�n).
Emplear listas. Cada vez que sea posible debemos presentar una enumeraci�n en forma de listas y, a ser posible, con apartados y subapartados. Se leen mejor y ayudan a ofrecer enlaces relacionados.
Frases sencillas. Sujeto, verbo, predicado. No complicar innecesariamente las frases. Un p�rrafo, una idea. Pensemos si podemos dividir en dos un p�rrafo de 6-8 l�neas. Nielsen recomienda usar menos del 50% del texto usado habitualmente en una publicaci�n escrita.
Lenguaje simple e informal. Es m�s adecuado que el elegante o formal, ya que la lectura es m�s r�pida en el primero.
Mejor verbos fuertes que d�biles. Debemos emplear antes el verbo que la per�frasis verbal construida con �l:
Ser precisos. Ciertas expresiones, que emplean palabras con marcada polisemia, pueden confundir al lector, especialmente si se descontextualizan (un titular recopilado en otro lugar distinto del original). Si nos referimos a cuestiones meteorol�lgicas es mejor hablar de "clima" que de "tiempo".
Utilizar la negrita y el destacado. Las partes m�s importantes deben sobresalir. Los textos en negrita o destacados (cursiva) deben contener la esencia del total.
Usar encabezados para organizar el texto. Ayudan a estructurar mejor los textos, otorgan tama�os de letra proporcionales a la importancia de cada parte, mejoran la lectura en dispositivos adaptados y la presencia en los buscadores.
Usar ladillos. En textos largos deben insertarse una o varias palabras que anticipen el contenido de los p�rrafos siguientes. Deben de ser cortos (Escribir pensando en lo visual)
Estilo de pir�mide invertida. La idea principal o conclusi�n del texto debe escribirse al principio del mismo para lograr interesar al usuario en la lectura del mismo. Despu�s se debe continuar con los razonamientos generales que sustentan el argumento. Para terminar se pueden ofrecer enlaces a otras p�ginas donde se ofrecen m�s detalles como tablas de datos, resultados concretos o informaciones previas.
Este tipo de redacci�n, caracter�stica de los textos period�sticos informativos, se conoce como el 'estilo de pir�mide invertida'. Se trata de una secuenciaci�n completamente opuesta a la utilizada tradicionalmente en los art�culos cient�ficos y acad�micos. De esta manera se asegura que el lector retiene lo m�s importante de la argumentaci�n aunque no llegue a leer hasta el final del art�culo o de la p�gina.
La multiplicidad de funciones y prestaciones de cualquier dispositivo es un arma de doble filo. Si el usuario lo maneja sin problemas le reportan gran beneficio y una buena experiencia de usuario. Sin embargo, si el usuario no es capaz de utilizarlo adecuadamente, o si el dispositivo no se deja utilizar adecuadamente, es posible que incluso no se pueda utilizar las funciones b�sicas.
Algo as� ocurre con las p�ginas web, en general, y con el Hipertexto en particular, que es el tema que ahora nos ata�e.
El dise�o del concepto de Hipertexto, intuido por Vannevar Bush (1945) y acu�ado por Nelson (Villa, 2004), y su posterior implantaci�n en el web se inspira en la forma pensamiento humana: l�nea, salto, vuelta, nuevo salto, ideas paralelas, vuelta a la primera idea, idea relacionada, nueva l�nea... Esta forma de pensar es necesariamente compleja y, por tanto, tratar de representarla implica cierto grado de complejidad.
Una soluci�n de compromiso entre complejidad abstracta y plasmaci�n en un sistema manejable es el Hipertexto. Pero, si se fijan, estamos hablando de "plasmaci�n", "representaci�n", pero poco hemos dicho de "asimilaci�n", "cognici�n" o "aprehensi�n". Es decir, el que algo sirva para representar dignamente una cosa no quiere decir, necesariamente, que sea la mejor manera para difundirla, para ense�arla, para que los dem�s lo entiendan.
Buscar la fidelidad en la representaci�n de la forma de pensamiento humano no tiene porqu� ser algo necesariemante deseable para la mayor�a de p�ginas web, aunque s� pueda serlo el intentar una representaci�n muy simplificada de la misma.
Por tanto, parece que una elevada complejidad del hipertexto ofrecido al usuario ser� contraproducente.
Otra cuesti�n dif�cil de manejar es el grado exacto del empleo ideal del hipertexto. Como hemos visto, una cosa es un m�todo para la representaci�n de ideas (para lo que podr�a valer el hipertexto), pero la duda que emerge es si no estaremos confundiendo cuestiones. Es decir, por ejemplo, para un dise�ador la mejor manera de poder incluir una cantidad enorme de enlaces en una web es emplear men�s desplegables o algo por el estilo. Sin embargo, eso no es lo mejor para el usuario.
Partimos de la premisa de que estamos inmersos, al menos de momento, en una sociedad donde el modelo b�sico de aprendizaje se basa (a�n) fundamentalmente en la lectura y, m�s concretamente, en la lectura secuencial.
Por tanto, para un usuario novato en la red el hipertexto presentar� dificultades en su interacci�n f�sica (leves si se han seguido los est�ndares al respecto). Sin embargo, ser�n las dificultades conceptuales y cognitivas las m�s importantes. Parece f�cil saber que si se pincha en un texto azul y subrayado ir�s a otra p�gina. Incluso se puede intuir la tem�tica si el texto descriptivo del hiperv�nculo es lo suficientemente bueno. Pero el problema se plantea cuando la red de documentos e ideas se hace demasiado compleja para el lector. Antes de perderse �Cuantas p�ginas simult�neas puede tener abiertas? �Cuantas l�neas argumentales paralelas a la principal puede seguir? �Hasta qu� punto vale la pena enriquecer un texto con muchos enlaces si corremos el riesgo de abrumar al lector?.
Del otro lado, la propia filosof�a del Hipertexto indica que es el usuario, en �ltima instancia, quien elige el camino a recorrer a partir de las alternativas de construcci�n de la narraci�n que el autor propone, lo que sugiere que tampoco es bueno limitar excesivamente las opciones del usuario en este aspecto.
Falta, entonces, llegar a alguna conclusi�n v�lida en cuanto a la densidad de los enlaces integrados en el texto, as� como al tipo, densidad y profundidad del sistema navegacional, lo que entronca directamente con la Arquitectura de la Informaci�n.
En cuanto la densidad y profundidad del �rbol de navegaci�n, un estudio de Bernard (2002) sugiere que son m�s efectivos los sistemas c�ncavos:
Concave shapes (i.e., (6 x 2 x 2 x 12)) are more navigationally efficient than relatively constant shapes (i.e., (4 x 4 x 4 x 4)) of the same size and depth. Norman and Chin argue that the concave structure is an optimal design because having a larger percentage�and thus more defined�descriptor items at the beginning of a search helps the user form a more exact match between the concept related to the target item and the actual target item itself. At the terminal level, broad menus reduce the overall information uncertainty, since at this level the target items are more explicitly defined. [...]
It is further suggested that websites which have several or more levels of depth attempt to give the user the greatest number of choices at both the top and terminal levels of the site, while constricting the choices between these levels.
Hipertexto de 6 x 2 x 2 x 12 nodos
En cuanto al lugar ideal para ubicar los enlaces vinculados a los conceptos citados en el texto, otro estudio de Bernard et. al. (2001) confirma la idea intuitiva de que lo que mejor funciona es incluir los enlaces integrados en el texto, mejor que en el lateral a la altura en que se mencionan (segunda mejor opci�n), o que agrupados en el lateral o en el pie de p�gina.
No se ponen muy de acuerdo los autores que han hecho estudios al respecto. Alysson Troffer (2000) recoge la impresi�n de algunos de los estudiosos del tema:
Parece intuirse por lo anterior que no hay una f�rmula m�gica que indique la densidad ideal, y que la experiencia del usuario ha de marcar, en gran medida, qu� densidad de enlace es la adecuada. No en vano, el Hipertexto es una convenci�n artificial, que subvierte el tradicional proceso de lectura secuencial. Un internauta experto podr� manejar sin problemas un texto con gran densidad de enlaces, e incluso agradecer� dicha riqueza hipertextual, pero ese mismo texto podr�a desorientar profundamente a un usuario novato, no acostumbrado a trabajar con 10 ventanas (o pesta�as) de navegador simult�neamente.
Nosotros nos quedamos con una f�rmula mixta: pocos enlaces integrados en el texto, los fundamentales, y el resto aparte, en forma de listado en un lateral. Un ejemplo de esta pr�ctica lo llevan a cabo algunos diarios digitales, especialmente el diario El Mundo. No es raro que este diario incluya alg�n enlace integrado en el texto de la noticia y, en forma de despiece, el resto de enlaces a noticias o temas relacionados. Un ejemplo cualquiera puede ser una noticia, en este caso una del 21 de diciembre de 2004: "Los l�deres chi�es llaman a la calma tras la oleada de atentados contra su comunidad en Kerbala y Nayaf". Esa noticia contiene un enlace integrado, una infograf�a y un despiece con un enlace a una noticia relacionada y a un especial. Adem�s, utiliza la negrita para destacar algunas de las expresiones clave de la noticia.
Por otro lado, tal vez funcionar�an mejor los sistemas de hipertexto si, en lugar de limitarnos a hiperenlazar p�ginas (o nodos) previamente creados, emple�ramos una percepci�n m�s global a la hora de creaci�n de documentos, de manera que se editaran en el mismo proceso creativo los diversos nodos de un mismo sistema, al tiempo que se crean los hiperenlaces entre ellos pues, no en vano el 25% del �xito de un sistema hipermedia es la elaboraci�n documental (Pastor y Saor�n, 1998).
Veamos algunas recomendaciones b�sicas en relaci�n a los enlaces, extra�das de Detalles de usabilidad en los enlaces de Joaqu�n Mart�, y basadas, sobre todo, en el respeto a los est�ndares:
Por su parte, C�sar Mart�n aporta algunas cuestiones de detalle sobre el subrayado de los enlaces y su importancia para que el sitio funcione bien: algo tan simple como identificar lo que es un enlace de un elemento de separaci�n (cambiando el color del elemento de separaci�n p.e.) puede ser la diferencia entre que un sitio funcione bien o no lo haga.
Una parte del �xito de un buen texto tiene que ver con los aspectos formales que afectan a su legibilidad. Si un texto est� muy bien redactado pero, debido a su presentaci�n en pantalla, no se visualiza bien y, por tanto, cuesta leerlo, habr� resultado vano el esfuerzo previo en la redacci�n. El redactor debe pensar tanto en el contenido como en la forma.
Una de las decisiones a tomar es si hay que disponer el texto en base a renglones cortos, de f�cil lectura, pero con una gran profundidad y con el necesario abundante uso del scroll o si, por el contrario, es m�s conveniente recurrir a la partici�n o segmentaci�n del texto en fragmentos f�cilmente visualizables en una pantalla de ordenador com�n (fragmentos de texto de unas 100 palabras por cada pantalla) (Kilian, 1998).
La decisi�n depender� del tipo de documento y sus objetivos. Los documentos pensados para leer detenidamente, detallados, amplios y, por tanto, muy susceptibles de terminar siendo impresos por el usuario, pueden ubicarse perfectamente en una �nica columna de unas 10 � 12 palabras.
Por otro lado, los documentos que se puedan agrupar en peque�as unidades con significado sem�ntico con cierta independencia del resto, podr�an agruparse en bloques de unas 100 palabras, y crear una estructura de hipertexto que de uni�n y coherencia final al conjunto de ellas.
Por tanto, en textos largos se debe dividir y agrupar el contenido en partes significativas, con sus respectivos t�tulos descriptivos para mostrarlo en distintas p�ginas. Cada p�gina se enlaza entonces son el �ndice principal del art�culo para permitir el acceso directo a la misma
Se supone que se leen peor los textos en un monitor que impresos. Al menos eso afirma Nielsen, que se lee un 25% m�s lento en una pantalla y, adem�s, resulta menos placentero para el lector. Son muchos los estudios que avalan esta afirmaci�n, sin embargo un estudio con usuarios realizado por Armentia et al (2000) viene a se�alar justo lo contrario:
Sorprendentemente, quienes leyeron sobre una pantalla fueron, por t�rmino medio, un 8,3% m�s r�pidos que quienes lo hicieron sobre papel. [...]
La sorpresa no termin� ah�. Los lectores en pantalla no s�lo eran, en t�rminos globales, m�s r�pidos que los de papel; sino que adem�s mostraban un mejor nivel de comprensi�n sobre el texto le�do.
Tal vez la explicaci�n a los resultados de este experimento sea que, simplemente, la cuesti�n es as� como la muestra Armentia et al, o bien que se hizo mediante una muestra muy sesgada.
Tambi�n hay que tener en cuenta que no todos los textos en l�nea se leen igual de bien. Son muchos los factores que mejoran la legibilidad de los textos en l�nea como el estilo de escritura y disposici�n de los textos, o el tipo de fuente empleado, anchura de l�neas, separaci�n de caracteres, alineaci�n, etc.
Un estudio de Chaparro et. al mide la facilidad de lectura de textos en l�nea en base a dos par�metros: la separaci�n entre l�neas y el margen del texto. En �l se llega a la conclusi�n de que los participantes leen ligeramente m�s lento un texto con m�rgenes, pero as� lo comprenden bastante mejor. Si adem�s de poseer margen (10 mm para este estudio), el texto tiene cierta separaci�n entre l�neas (5 mm), los resultados de legibilidad y satisfacci�n mejoraban a�n m�s.
Texto sin margen y sin interlineado
Texto con margen y separaci�n entre l�neas
La dificultad de lectura es una de las razones por las que a�n se les sigue dando mucho trabajo a las impresoras para fijar en papel textos que se pueden encontrar en l�nea.
Consejos:
Si vas a ofrecer en tu p�gina documentos largos, y especialmente si �stos son de tipo acad�mico o m�s o menos cient�fico o t�cnico (art�culos, tutoriales...) prev� alg�n tipo de soluci�n de impresi�n. La mejor opci�n es que el texto se imprima bien ya desde su versi�n HTML normal. En su defecto, dos posibilidades:
Lo primero es explicar la diferencia entre una fuente serif y otra sans-serif. El serif, o la serifa, es el remate de los extremos del trazo de cada letra. En una letra serif aparece este remate o adorno, pensado para mejorar la identificaci�n del car�cter durante una lectura r�pida. Las letras sin serifa (sans-serif) son las que no poseen dicho acabado, y terminan sin ning�n adorno en el extremo de sus trazos.
En principio, se supone que en papel, con impresi�n de calidad y mucha resoluci�n, estos remates (serifas) hacen que se lea mejor, m�s r�pido y m�s agradable. Las teor�as de Nielsen afirman que en una pantalla de ordenador ocurre justo lo contrario, debido a que los monitores de ordenador no son capaces de ofrecer con nitidez el nivel de detalle que implica una fuente con serifa y, por tanto, se lee mejor una letra m�s simple como la sin serifa.
Hasta aqu� todo encaja con la intuici�n y la propia experiencia, que nos dicen que as� es como ocurre.
El problema surge cuando se intenta contrastar con m�s estudios emp�ricos, pues en otros trabajos se encuentran conclusiones contradictorias entre s�, lo que tiende a sembrar dudas sobre este asunto.
En 1997, un estudio de Alyson L. Hill afirmaba que se le�a m�s r�pido una fuente serif que una sans-serif:
In this experiment, Times NR (proportionally spaced) was faster than Courier New (non-proportionally spaced), while Arial (proportionally spaced) was slower than Courier New.
Leyendo algunos art�culos de la muy recomendable Usability News (http://psychology.wichita.edu/surl/usabilitynews/) encotramos varios estudios que se contradicen entre s� en este aspecto.
En resumen se puede decir que en realidad no hay diferencias considerables en cuanto a rapidez y comprensi�n de los textos en funci�n del tipo de letra serif o sans-serif. En lo que no se ponen de acuerdo los autores es en las preferencias de los usuarios al respecto.
Por ejemplo, un estudio de 2001, de Ralph F. wilson, sobre legibilidad de los textos de correo HTML, afirma en sus conclusiones:
My readers clearly prefer sans serif fonts to serif fonts for body text.
Por otro lado, Bernard et. al. afirman:
No significant difference in actual legibility between the font types were detected. There were, however, significant differences in reading time, but these differences may not be that meaningful for most online text because these differences were not substantial. It may, on the other hand, be helpful to consider using font types that are perceived as being legible. In this study, the font types that were perceived as being most legible were Courier, Comic, Verdana, Georgia, and Times.
Con lo que reducen la cuesti�n a la legibilidad percibida por el usuario, no a la real. Ello nos har�a inclinarnos ligeramente por las letras sans-serif, m�s por que le gustan al usuario que porque se lean mejor. En otro estudio, estos autores concretan m�s:
For font attractiveness, Georgia was perceived as being more attractive than Arial, Courier, and Comic, while Times was perceived as more attractive than Courier. This contrasts with participants' general preference for a particular font type. Overall, Verdana was the most preferred font, while Times was the least preferred. Thus it seems that the Georgia and Times serif fonts are considered more attractive, but they are generally less preferred. Of the fonts studied, Verdana appears to be the best overall font choice. Besides being the most preferred, it was read fairly quickly and was perceived as being legible.
Posteriormente, un estudio de Morrison y Noyes, conclu�a que:
The results from this experiment also provide contradictory evidence to Bernard et al. that sans serif fonts such as Arial are preferred to Times New Roman and other serif fonts. This experiment found that the serif font Times New Roman was preferred overall and in terms of personal usability and web usability to the ornate sans serif font.
Otra de las pocas cosas que queda clara tras leer unos cuantos art�culos sobre el tema es que es dif�cil estudiar la legibilidad de las fuentes como fen�meno aislado, pues, como afirman Morrison y Noyes, y como explica Manch�n, hay muchos otros aspectos que influyen:
The usability of online fonts for reading text includes factors other than font style. Factors which could affect the readability of on-screen text include the spacing between the words, the line length on the screen, the amount of white space, the use of italics, underlining and boldness. (Morrison y Noyes)
A tenor de las opiniones y los estudios de los expertos, no queda totalmente claro qu� tipo de letra deber�amos usar. Ser�a necesario que existiera m�s bibliograf�a y estudios de campo serios al respecto.
De momento a�n parece recomendable escribir el cuerpo de los textos m�s o menos largos en letra sans serif, preferiblemente Verdana o Arial, y en un tama�o de 12 puntos (mejor puntos que pixels, pues los puntos permiten al usuario modificar f�cilmente el tama�o del texto).
La mayor parte de este art�culo se ha extra�do de las siguientes entradas en �salo:
Bio: Juan Carlos Garc�a G�mez Aprendiz de todo, maestro de nada. Entre la documentaci�n y el periodismo se desenvuelve, con m�s ilusi�n que acierto, este murciano albataliense. �salo. Usabilidad para todos Otros art�culos recientes de este autor:
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Jose A. Seva ([email protected]) | 09/11/2005 |
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